No hay tres sin dos

Después de un embarazo en el que el primer cuatrimestre fue bastante duro, el segundo un tanto mejor, y el último mes muy pesado, el pasado viernes a las 19:40h nació por parto natural nuestra hija Anaïs, pesando 3,4 kg y con 49cm de estatura.

Aunque nos costó decidirnos, Anaïs llega en el momento justo, cuando decidimos que era el momento, que estábamos preparados y que podíamos asumir la responsabilidad de cuidar a un hijo dándole amor, estabilidad y tiempo, mucho tiempo para verla crecer.


Carmen es el eje angular de esta pareja de tres. Sin ella la felicidad de los otros dos componentes no sería posible, y como pasa con todos, sin la felicidad de los demás, la suya tampoco es posible. Se ha comportado demostrando saber estar cuando hay que estar, y con una fuerza increíble en los momentos más duros. Ella es lo más importante de mi vida y yo de la suya, y Anaïs será lo mas importante de nuestras vidas.

Pude asistir en directo a todo el transcurso del parto, desde las primeras contracciones, pasando por la rotura de aguas, hasta el nacimiento desde primera fila, viendo cómo salía nuestra hija, primero la cabeza y luego el resto del cuerpo (pensé meses antes que no lo aguantaría, pero nada más lejos de la realidad).

Entonces llegó el momento más increíble y especial de nuestras vidas (coincidimos en ello ambos dos) cuando, pocos segundos después de nacer Anaïs y con menos de un minuto de vida, la pusieron en el pecho de su madre, a escasos centímetros de nuestras caras, y entonces ambos dos rompimos a llorar de forma descontrolada, dando rienda suelta a una explosión de sentimientos hasta entonces contenidos y que no nos podíamos llegar a imaginar que iban a ser de tal magnitud. Es un momento para vivir, experimentar y recordar toda la vida.

Anaïs ha nacido muy sana y sin ningún tipo de problemas (ese era nuestro principal deseo), se porta realmente bien, come y duerme de maravilla (en su cuarta noche ya ha enlazado hasta seis horas seguidas por la noche, espero que dure...) y tiene un color de piel muy bonito y una cara angelical por la que ambos nos derretimos. Podemos pasar horas sin hacer nada más que mirarla y observar sus gestos, pues es muy gracioseta y pone ya mil caras.

Quiero dar las gracias a las innumerables muestras de apoyo de nuestras respectivas famillias, estando donde tienen que estar, al gran número de amigos que se han acercado a la clínica a visitarnos (el fin de semana la habitación parecía el camarote de los hermanos Marx), a aquellos que aún no habiendo podido venir, se han puesto en contacto con nosotros, y a todo el equipo de Dexeus que nos ha permitido llevar a término un parto donde hasta el último momento, hemos podido escoger la opción más cómoda por donde tirar, siempre teniendo en cuenta el punto de vista y voluntad de la madre, y preguntando siempre antes de hacer cualquier tipo de acción.

En especial, no encuentro palabras para la Dra. Dalia Rodríguez, quién ha traspasado la frontera de médico para convertirse en consejera, amiga, un sostén para nosotros, facilitándonos y guiándonos por allí por donde necesitábamos. Jamás podremos dejar de agradecerle su ayuda durante todos estos meses y en especial estos días.

Tenemos muchas ganas de ver a nuestra perrita Nelly y que ambas se conozcan, esperamos que mañana ya podamos regresar a casa y empezar el período de adaptación a esta nueva vida en común.

Permitidme que os diga que nos sentimos completamente felices y que nos encanta ser padres.