Ha sido mi finisher hasta ahora más preciado, donde invertí más tiempo, donde peor lo pasé, donde más luché,..., donde más satisfacción me invadió al pasar el arco de llegada,..., donde se cumplió una de las máximas del Ironman (y de la vida): "el momento malo siempre llega, pero también siempre se supera".
El último fin de semana de mayo, siempre habrá una mirada hacia Lanzarote. No os perdáis esta experiencia, al menos una vez en la vida triatlética.
Crónica: http://www.miquelmorales.es/2008/05/el-hombre-contra-s-mismo-y-los.html