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La verdad es que conforme pasan los días, más satisfecho me siento con la carrera del domingo. No tanto por la marca, que también ya tocaba mejorar, sino por haberme reencontrado con las buenas sensaciones. Prácticamente no recuerdo lo mal que lo pasé y sólo queda lo bueno, como al final ocurre con casi todos los Ironmans.

He renovado la ilusión para 365 días más. Ahora a entrenar cuando haya ganas, sin disciplina, a disfrutar de la MTB por los senderos de Collserola, a nadar cuando apetezca, a correr cuando lo pida el cuerpo, y en enero ya empezaremos a pensar en Julio de 2009...



La maratón de Roth discurre por un entorno precioso!