Empieza la fase de descanso, recarga de depósitos y baja intensidad de entrenos. Ayer fui a buscar la bici, ya la tengo puesta a punto, perfectamente engrasada y sin ruiditos molestos de cara al gran día.
Me planto en la línea de salida con prácticamente los mismos números que el año pasado en Frankfurt, pero con la salvedad que he hecho el mismo volumen en un mes y medio menos de tiempo... y con mucha más confianza, me encuentro mejor.
Al igual que en el resto de Ironmans que he hecho, la verdad es que no estoy nada nervioso por la prueba, aunque sí con mucho respeto, pues no en vano se trata del IM más duro del mundo...
Tampoco me preocupa excesivamente si va a hacer mucho viento o poco, mucha calor o poca, desde el momento que me apunté a LZ ya me conciencié que lo haría en las peores condiciones posibles, o sea que todo lo que sea menos de eso, bienvenido será.
Lo más doloroso habría sido no intentarlo.